Las paredes están desnudas, como al principio. He removido todas las cosas que me recuerdan a ti. Por eso ya no queda nada. No hay nada en esta casa vacía, en este cuerpo vacío... excepto una cosa. Lo único que me ata a este frío insoportable en que se ha convertido tu ausencia. Mi corazón martillea incesante porque ha visto mis intenciones.
Mis manos tiemblan y me arrodillo en la alfombra. La misma suave alfombra que compramos juntos. ¡Eres tan mezquina! ¿Por qué irrumpiste en mi vida de esa forma y luego me abandonaste? No fue de golpe y porrazo, eso te lo concedo. Todavía se escuchan tus arcadas en mis sueños y veo mechones en el lavabo. ¡Te fuiste! ¡Me dejaste! Pero no por mucho. Ahora me uno a ti.
He abierto el ventanal y estoy retorciéndome de la angustia. Anochece en Santo Domingo pero ya no tiene gracia. Tú no estás aquí y pronto yo iré contigo. Desafío a Zeus y todos sus hijos al dejarme caer. Vuelo, soy libre. ¿Soy libre? Soy tuyo. Ahora y para siempre.
Autora: Laura Acosta
Autora: Laura Acosta
Wuao! una de las entradas mas profundas que he visto en este blog. ME EN CAN TO.
ResponderEliminar