jueves, 11 de julio de 2013

Visto y no visto (Cuento)

       "El resorte suelto de este asiento se ha empesinado en hacer este viaje difícil" pensé incómoda al revolverme por quinta vez causando malestar en mis vecinos de transporte. Decidí aceptar el pinchazo de mi nuevo amigo sin mayores protestas, distrayéndome con un pasatiempo que he aprendido a ejercitar: la observación.

       Repasé a cada uno de los pasajeros buscando alguna característica particular. La chica que vestía el top verde neón debió haberlo conseguido barato, porque casi no había tela que cubriera su torso. Reí por lo bajo ¿Quién soy yo para juzgar la vestimenta de nadie? Apretujada entre la bonita estudiante de Finanzas, con la que nunca he hablado pero siempre la veo frecuentar el transporte público, y la adorable señora anónima a quien le suda el labio superior de forma copiosa. ¿Luzco como un figurín? No. He comido ya muchas donas este verano lo que ha causado algo de peso extra en mi. Tengo la camiseta de Los Juegos del Hambre que uso sólo en días especiales y un par de jeans normales que en nada destacan. Los anteojos enmarcan mis ojos color miel, la única cosa de mí que puede impresionarte. Las demás características... te aseguro que pueden maravillarte.

       Volviendo al interior del transporte, un hombre de más de cuarenta años examina las entrañas de su nariz. Puaj, mejor miremos hacia otro lado. Un brusco frenazo, lamentablemente común, nos sacude y en menos de cinco segundos lo veo. Decide ubicarse en el asiento improvisado que te obliga a dar la cara a los demás pasajeros; gracias, extraño. Ahora puedo percibir tu gesto afable y tu barba incipiente. Parpadeas un par de veces y te secas el sudor de la cara. Todo lo tuyo parece ajeno a este vehículo. Tienes una sonrisa de dientes blancos y una voz gutural, lo sé porque sonríes y articulas unas palabras cuando la chica del top verde neón te pregunta por la hora y hace una broma de mal gusto sobre sus olvidadizas maneras.

 
   Tus constantes vistazos al reloj me indican que vas retrasado y has tenido que tomar este incómodo atajo hacia tu próximo destino. Se pierde tu mirada oscura por la ventanilla entreabierta y la temperatura parece subir cuando puedo ver tu perfil. Sencillamente, adorable. Quizás eres el heredero de una gran fortuna que se ha portado mal con sus padres y le han quitado el coche por unos días, ¡sí! Decido que te han confinado a andar a pie por tu propio bien. 

        Me miras por un instante. Es un momento que para ti no significará nada, para mi lo es todo. Contra todo pronóstico te sostengo la mirada, casi creo que te ha gustado mi rostro porque no te apartas. "Aquí me bajo" dices con voz queda. Nadie te escucha. Otros pasajeros nos abandonan, entre ellos la señora sudorosa, ahora hay un espacio libre a mi lado. "¡Tómalo!" grita mi mente. A pesar de ello, siento un nudo en el estómago cuando lo haces.

Ya no me miras. Parece que el suelo ahora acapara toda tu atención. Parece que olvidaste tus palabras de que tenías que bajarte hace dos cuadras. La música popular es incongruente a este momento, así que la sustituyo por la novena sinfonía, literalmente. La busco en mi lista de reproducción y me coloco los audífonos. Tengo tu atención, ahora lo sé. Suavemente tomas uno de los auriculares y escuchas la maravillosa melodía junto a mi.

"Aquí me bajo" dices luego de cuatro angustiosos minutos de Beethoven en nuestros oídos. ¡Esto es mucho mejor que un sueño! Pero ya termina. Hay otro frenazo brusco justo cuando te disponías a incorporarte y es nuestra oportunidad. Lo sé y tú también. Te inclinas velozmente y plantas un beso en mis labios. No sabes que es el primero de todos los que recibo. Deslizas una tarjeta azul en mi mano y desapareces por la puerta del vehículo. Al salir volteas y haces un gesto de silencio presionando tu índice contra tus labios. Visto por mí, no visto por todos los demás. Y ahí empieza nuestra historia. 

Autora: Laura Acosta

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Creative Commons License
Ruta Español by Daniel Acosta, Dalkis Betel, Ana Bertomeu y Laura Acosta is licensed under a Creative Commons Attribution 3.0 Unported License.