El rey ha sido asesinado y alguien tiene que reemplazarle. A rey muerto, rey puesto, ¿no? Hay todo un universo de posibilidades y la libertad se asoma tímidamente a nuestras vidas. Tomamos las armas porque nos dan seguridad.
Y de pronto ocurre, todo cambia. Ya no hay reino que reclamar. Ya no seremos más que ecos en el olvido, un oasis para saciar su sed de conquista. Nos borró del mapa y nadie nunca sabrá que un día, hubo una llamarada de valor en nuestros corazones.
Autora: Laura Acosta
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