En la escritura se observa la complementareidad de dos códigos, el de la
lengua hablada y el de la lengua escrita que es antes que nada una
lengua gráfica; ambos códigos conforman una estructura semiótica en la
cual se vinculan dos universos de discurso: la estructura precisa de la
lengua hablada consta de significados y de sus expresiones fónicas, los significantes;
la lengua escrita al ser complementaria de la oral cuenta también con
significados siendo sus significantes de tipo gráfico. Se constata que
ambos códigos (el oral o fónico por una parte y el escrito por la otra)
poseen un mismo universo de contenido: el universo de contenido de la
lengua gráfica es el mismo que el de la lengua hablada correspondiente.
La escritura ha evolucionado a través del tiempo. Fundamentalmente ha usado dos principios:
Principio ideográfico, por el cual ciertos objetos, lugares, personas o animales eran
representados regularmente por signos pictográficos, con cierto grado de
realismo o más bien idealizados. La representación ideográfica y
pictórica fue común en los inicios de todos los sistemas de escritura
conocidos
Principio fonético,
según el cual ciertos signos correspondían a sonidos o secuencias de
sonidos, tal como eran percibidos por los hablantes. Inicialmente el
sonido de un signo no fue totalmente convencional, sino que seguía el
principio pro rebus, por el cual un sonido pictográfico pasaba a representar un sonido contenido en el nombre del objeto designado.
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